Aquí, oficinas y salas de descanso se convierten en escenarios para momentos furtivos y explícitos, a menudo con escritorios o archivadores como accesorios. Acciones como provocar sobre una silla o darle duro contra la pared de un cubículo se desarrollan en un rollo tenso y callado. Un toque único en una escena es un memo manchado de café dejado en el escritorio, sumando al ambiente apresurado y arriesgado.