Imagina a una novia con un vestido esponjoso, levantado mientras la clavan contra la pared de un salón de banquetes. Estas escenas suelen pasar en lugares arriesgados y rápidos, como detrás de un arco floral, con guantes de satén puestos para más morbo. Algunas capturan el caos de un rapidín durante los discursos de la recepción.