Seduzco a mi jefe como un policía travieso, provocando su enorme polla. Es un chupador de uniformes y sé cómo usarla. Nos volvemos locos en su oficina, yo de rodillas, dándole el placer oral definitivo.
En un toque tentador, puse un uniforme de policía, mis labios anhelando el sabor de fruta prohibida.Mi jefe, un hombre bien dotado, siempre había sido una fuente de deseo.ansiaba su hombría, y ahora, tuve la oportunidad de tenerlo.Al entrar en su despacho, la vista de sus pantalones abultados me estremecía por la columna.Con una mueca pícara, caí hasta mis rodillas, bajando el cierre del pantalón para revelar su enorme polla.Con ganas lo llevé a mi boca, saboreando cada centímetro, mi lengua bailando sobre su longitud.Sus gemidos llenaron la habitación mientras trabajaba mi magia, mis manos explorando su firme culo.La vista de su éxtasis avivó mi deseo, llevándome a tomarlo más profundo.Su carga caliente recubría mi garganta, un testimonio de nuestro placer compartido.Me deleité a cada momento, basándome en la secuela de nuestro encuentro tabú.